Necesariamente la democracia

(Perúeconómico.com, 23/04/2012)

Hoy en día se tiene una definición de democracia globalmente aceptada. FALSO.

Como lo explican Philippe C. Schmitter y Terry Lynn Karl, expertos en ciencia política, en el texto What democracy is … and is not, la palabra ‘democracia’ es usada con cierto temor por la mayoría de académicos, precisamente porque su significado no está completamente establecido aún, a pesar de que a los políticos les encanta usarla. No obstante –como lo demuestran Schmitter y Lynn– respecto a lo que sí hay un creciente consenso es acerca de cuáles son las condiciones mínimas que se deben cumplir para que un país pueda considerarse democrático. Esto ha venido acompañado por un creciente número de organismos internacionales que se fijan en estas condiciones.

La democracia hace que las grandes decisiones de un país sean más lentas que las de una dictadura, lo que dificulta el desarrollo económico. NO

Se puede llegar a mostrar evidencia de países totalitarios que alcanzan crecimiento económico más rápidamente –como Singapur o China– que países que evidencian tendencias más democráticas –como India o Costa Rica–. Existe todo tipo de estudios que muestran distintas relaciones entre los derechos políticos y el rendimiento económico, hasta incluso material que presenta como plausible que no exista relación alguna. El premio Nobel de Economía Amartya Sen propone que hace falta entender las razones que causan el establecimiento del desarrollo económico, así como las causas del establecimiento de un régimen democrático o de uno totalitario. En ese sentido, hoy se comprende mejor las razones por las cuales esos países usados como ejemplos del totalitarismo como causa del desarrollo económico lograron salir adelante: desde apertura a los mercados internacionales hasta incremento de la calidad escolar. Sen argumenta que no hay razón para asegurar que ninguna de esas políticas implique un mayor o un menor nivel de democratización del gobierno que la aplique.

Los gobiernos totalitarios, en todo caso, reaccionan mejor ante desastres económicos por su rapidez de respuesta. TAMPOCO.

Sen también presenta evidencia en contra de que esto sea necesariamente cierto. En la historia de las hambrunas por las que han atravesado distintos países, se puede encontrar que ninguna de éstas ha sido realmente importante en un país democrático, desde las hambrunas en Etiopía hasta las de la China. Sen lo relaciona con la ausencia de partidos políticos opositores que critiquen que políticas aplicadas son erróneas o con prensa independiente que no está para hablar por ese sector de la población que no puede ejercer presión en el gobierno. En ese sentido, un gobierno totalitario que reina sin oposición y que previamente ha tendido a eliminar a la prensa crítica no contará con esos elementos para enfrentar esta clase de desastres, mientras que un país realmente democrático sí estará preparado.

Entonces en un país democrático los pobres están necesariamente mejor atendidos que en un país con un régimen totalitario. NO TAN RÁPIDO.

Se puede demostrar fácilmente que países democráticos tienden a gastar más dinero en programas orientados a atender a los más pobres. No obstante, esto no quiere decir que esos programas necesariamente alcancen su objetivo. Michael Ross, de la Universidad de California, tiene evidencia de que el resultado de esta infusión de dinero no se refleja en mejores resultados de mediciones a variables sociales, como salud o educación. Para este investigador, con estos programas por sí solos se corre el riesgo de estar subsidiando a sectores de la población más privilegiados y con mejor acceso, en vez de aliviar a aquel sector de la población al que se quería beneficiar. Es decir, grupos que tranquilamente contaban con los recursos para poder adquirir estos servicios públicos por su cuenta terminan consumiéndolo gratis, dado que fueron incluidos dentro del público atendido por un programa social que no fue pensado para ellos.

En el caso del Perú, por ejemplo, la principal crítica que se hace al Programa del Vaso de Leche es, precisamente, que tiene serios problemas de filtración. La investigadora Lorena Alcázar le ha dedicado buena atención a este problema. En el 2003 publicó junto con José Roberto López-Calix y Erik Wachtenheim un estudio que hallaba que un espeluznante 70% de los recursos del Vaso de Leche no llegaba a sus directos beneficiarios (niños de 7 años y madres embarazadas o lactantes), lo que reducía considerablemente su impacto. Los intentos de los dos últimos gobiernos por reformar este programa, de tal manera que se encarrile nuevamente y cumpla con su objetivo original, recibieron fuerte resistencia por parte de un grupo de beneficiados con admirables capacidades para organizarse y protestar –en democracia– en contra de las medidas que se planeaban aplicar.

Se puede identificar países que están preparados para la democracia y países que no están preparados para la democracia. DIFÍCILMENTE

De acuerdo con Sen, era habitual que los intelectuales del siglo XIX discutieran acerca de cuáles países reunían las condiciones necesarias para estar preparados para la democracia. Durante el siglo XX se ha tendido a acordar que la mera pregunta estaba errada. Un país no tiene que estar preparado para la democracia, sino que más bien se prepara por medio de la democracia. El cambio en esta noción es importante, pues permite que intervenciones extranjeras que previenen a poblaciones específicas de decidir su destino por medio de la democracia, bajo el alegato de que son un país que no está listo para semejante responsabilidad, dejen de ser razonables.

La democracia tiende a funcionar solamente en países compuestos de poblaciones homogéneas. PARA NADA.

India ha sido el ejemplo que muestra más claramente que no necesariamente la democracia sólo funciona con poblaciones homogéneas. Cuando se independizó en 1947, el país estaba en una situación de caos, con una clase dirigente inexperta y una población dividida. Desde entonces hasta ahora las diferencias se han tratado dentro de un marco constitucional democráticamente definido. Los gobiernos se han sucedido siguiendo las reglas electorales, e India se mantiene unida a pesar de las predicciones pesimistas de hace medio siglo. Todo esto en un contexto de enormes diferencias religiosas y lingüísticas que perduran, y que no han significado un quiebre en el sistema democrático.

En un país democrático se puede vivir libre de conflictos y solucionar todo a través del diálogo. OJALÁ FUERA CIERTO.

Como lo expone Josep M. Valles, el origen de la política es precisamente el hecho de que la especie humana no puede existir sin conflictos sociales. Sobre todo en un contexto de crecimiento económico como el que vivimos actualmente en el Perú. La política nace del intento por encontrar una manera de sofocar o regular esos conflictos. La democracia es una de las maneras de lograr esto. La dictadura es otra alternativa, pero lo cierto es que en todas las formas de gobierno sucederán estas discrepancias, y en muchos casos no serán pacíficas.

Solamente a través de democracia se podrá dar solución pacífica a los conflictos sociales. FALSO.

Valles también comenta que si bien la política nació en respuesta a los conflictos que surgen de las inevitables diferencias sociales que surgen en una comunidad, ésta no es la única manera de lidiar con ese problema. Existen otras alternativas que no parecen igual de eficaces, pero que mal que bien son alternativas, como lo son la fidelidad familiar, la cooperación amistosa y la transacción mercantil. Lo que distingue a la política es que busca hallar decisiones que se impondrán a todos los miembros de la sociedad. De ahí que sea conveniente que la mayor parte posible de la comunidad participe en el proceso de la toma de decisión, de alguna u otra manera, de forma que se legitime esa decisión. He allí la importancia de la democracia.

Entonces en una democracia todas las reglas pueden cambiar, lo que en el fondo genera incertidumbre. DEPENDE.

La directora del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico, Cynthia Sanborn, comenta que la democracia puede tener distintos apellidos. La democracia liberal establece algunos temas que están fuera de la arena de la discusión porque los considera demasiado importantes y tan básicos que no se pueden someter a debate; por ejemplo, los derechos humanos o los derechos de propiedad. No obstante, incluso éstos se pueden cambiar en un caso extremo. Estos temas se restringen constitucionalmente, de tal manera que cambiarlos luego sea más difícil, pero aun así se puedan alterar.

Al Perú no le ha ido particularmente bien en consolidar su democracia. VERDADERO.

Eduardo Morón y Cynthia Sanborn han publicado el documento Los desafíos del policy-making en el Perú, en el cual recuerdan al lector que desde la independencia del Perú en 1821 hasta hoy el Perú ha tenido 13 constituciones y por lo menos 26 golpes de Estado efectivos. Ha pasado por 109 gobiernos diferentes, de los cuales 20 fueron elegidos y solamente 10 concluyeron su mandato. Así que parece que no se tuviera una inclinación histórica por entender de qué se trata el juego democrático. Por mucho tiempo se había culpado de este desarrollo político errático a shocks externos, desastres naturales y demás razones fuera de control de las personas. Sin embargo, Morón y Sanborn muestran que análisis más recientes están trasladando la atención a la debilidad de las instituciones en el país.

Rothgiesser, Hans

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