(SEMANAeconómica.com, 17/02/2012)
A final de cuentas, al conductor de un carro no le importa si la empresa que le está proporcionando la gasolina es pública o privada o público-privada o extranjera o nacional. Lo que quiere es gasolina. Si es barata, mejor. Y si está disponible a toda hora, todos los días, aún mejor. No obstante, la preocupación que deberíamos tener sobre las decisiones alrededor de la empresa pública insignia Petroperú no son de nosotros-conductores. Al contrario, si de eso se tratara, el asunto se soluciona fácil, como en gobiernos anteriores: Se baja artificialmente el precio de los combustibles. Esto ya lo hemos hecho antes, con fatales consecuencias, por tratarse de una medida insostenible en el tiempo. …